Pues sí, ¡¡¡tengamos la fiesta en La Paaaz!!!, jajaja.Lo primero que hay que hacer hoy es felicitar a tod@s l@s pepitos, pepitas, josés, josefinas, pepes, pepas, papás, popós... ¡¡¡yo que sé!!!, juasss.
Bueno, como habréis deducido muchos, no todos, jeje, de lunes a jueves he estado en la capital de Bolivia y ¡¡¡jaaa!!!, me río yo de los pisos de 30 metros que quería vender la ministra de la Vivienda. No le dejéis venir aquí que todavía los querrá hacerlos de 1x1 (ver foto de hacinamiento de viviendas. Por cierto, aquí no ha llegado la moda de poner un poquito de cemento en las paredes y techos para tapar los ladrillos).
Por lo demás, les gusta tocar mucho el pito (el del coche, jajaja), es todo un caos (quilombo en argentino), hay muchos mercadillos y de todo (apuntad público femenino, jeje. No es un comentario machista) y poco por ver... o yo no le visto.
Aproveché para ir a la luna, el Valle de la Luna y... ¡¡¡sobreviví al descenso de la Carretera de la Muerte en bicicletaaa!!! ¡¡¡Ahhhhhhhhhhhh!!! ¡¡¡No quiero volver a oír a nadie quejarse de las carreteras de Españaaa!!!, jajaja.
Por lo demás, ayer llegué a Copacabana (no la de Brasil, la de Bolivia, al lado del Titicaca, que vaya nombre para un lago). Y mañana a la Isla del Sol. Ya os contaré porque por aquí hay mucha trucha...
¡¡¡Quemad algún ninot por mí!!! De los que carne y hueso también vale, jijiji. Besooossss...
La mare que vaaá.. eso parece Cullera sin playa... ¡hacinamiento al poder! Con tanta trucha al loro con dejar el culete al descubierto!!
ResponderEliminarAlgunos también hemos tenido la fiesta en paz. Bueno, en los Mandriles...
ResponderEliminarPaco, explícanos cómo acabó la escena de la primera foto, la de los autobuses. Deduzco que el autobús que cayó ladera abajo no fue el tuyo, si no no habrías escrito estas líneas. Muy peligroso, ¿no? Lo bueno es que si caes montaña abajo y quedas moribundo, seguramente te remata un desprendimiento, y no de retina precisamente.
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